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martes, 1 de diciembre de 2009

De todo lo visible y lo invisible. Lucía Etxebarria



La fama es una diosa caprichosa: esquiva a quienes la persiguen y se entrega a quienes menos la desean. Algo parecido le pasa a Ruth —directora de cine convertida en «famosa» mediática a su pesar—, que se enamora de Juan —aspirante a escritor en busca del reconocimiento social que cree merecer—, mientras desdeña a una pléyade de admiradores que la siguen con los ojos cerrados. A través de la relación entre estos dos personajes tan aparentemente opuestos, Lucía Etxebarria ha escrito una novela sagaz y divertidísima, unas veces conmovedora, cruel otras, que indaga en temas tan candentes como la búsqueda de la individualidad en una sociedad que tiende a la homogeneidad y al encasillamiento, las trampas y mentiras de los medios, la obsesión que mucha gente tiene por la fama como medio de superar las cargas del pasado, y las conexiones entre creación y destrucción.

Os presento hoy una de esas novelas que, como de costumbre, leí con retraso respecto a su fecha de publicación, pero que resultó, como casi todos los libros que leo -en uno u otro sentido- una revelación.

No negaré que fue fuente de inspiración -una de tantísimas- para mi recién acabada novela; y digo una de tantísimas porque si tuviera que citar los libros, las películas y las canciones que han inspirado esta última novela debería escribir otro libro.

Leí esta novela de Lucía en 2006, antes de Navidad, y dos de las cosas que más me chocaron -y que cualquiera atribuiría a la coincidencia- fue ver mi apellido y mi fecha de nacimiento en el libro. Repito, coincidencia... tal vez... O tal vez no. En cualquier caso, la novela es interesante; hay mucha gente que tiene por costumbre -no sé si buena o mala- criticar a los que triunfan, e inventarse mil y una historias para desacreditarlos. De esta mujer, lo que más se ha repetido en los últimos años, como una acusación reincidente, es su... digámoslo... amor por el plagio.

Yo no participo mucho de comentarios malévolos... si lo hace o no, ni lo sé,ni me importa; y tal y como es este país, quizá es lo mejor que puede hacer. Porque en España, cuanto más tramposo eres, más te quieren y más palmaditas en la espalda recibes... ¿Por qué? No lo sé. Lo que no puedo dejar de reconocer -como lectora- es que las historias de esta mujer son adictivas... una empieza a leer y no puede soltar el libro (al menos, a mí me ha pasado). Como generalmente, eso es lo primero que se le pide a un autor... Porque todo lo demás está de más si el lector no pasa de la página 10, me ha parecido que ya venía siendo hora de recomendarlo a los que, por cualquier motivo, no lo han leído aún.

Una de las cosas curiosas que tiene esta novela es... su proceso de creación; no, no lo conozco al dedillo, pero más adelante descubrí que este libro -o parte de él- se escribió en Aberdeen, Escocia, porque la autora fue invitada como escritora residente para escribir allí su historia "tranquilamente". ¿Cómo demonios consigue el autor una de estas "invitaciones"? Prometo investigarlo a fondo un día de estos, porque considero el tema interesante, y bastante "novedoso" en España... Ya sabéis que siempre llegamos tarde a todo...

Esto que os acabo de contar responde a aquella vieja "idea" de que el escritor debe aislarse del mundo conocido y cotidiano durante un período que puede oscilar de 3 a 18 meses, para poder trabajar a gusto, sin presiones sociales, ni familiares, ni laborales... y dejarse llevar por las Musas a dónde éstas quieran conducirle... Repito que el tema me interesa bastante, y si alguno de vosotros ha tenido la suerte de poder recibir una de esas "generosas" invitaciones o conoce a alguien que le haya contado su experiencia, es muy bienvenido a relatarla en este blog.

El proceso de creación es algo tan personal e intransferible como nuestro ADN, y cada autor vive el suyo a su manera y con sus particulares resultados. Pero todos coincidiréis conmigo en que trabajar a gusto motiva, y trabajar motivado asegura buenos resultados a corto, medio y largo plazo.

De la novela no os contaré nada más allá del resumen, porque opino que cada cual debe formarse su propia opinión, y que en el caso de Lucía las opiniones son tan contrapuestas que difícilmente se encuentran 2 iguales. A Lucía se la ama o se la odia... pero muy, muy pocos pueden permanecer indiferentes ante ella, como persona y como escritora. Vaya, que no acepta medias tintas, y sus personajes -a veces demasiado pintorescos- tampoco. Decir, eso sí, que con esta novela ganó su segundo premio importante, y aquí también se abre la veda para opinar sobre los concursos y sus presuntas trampas, y qué hace que buenas novelas pasen desapercibidas y novelas mediocres ganen. ¿Sirve realmente de algo firmarlas con pseudónimo, sirve realmente participar? ¿Siempre ganan los mismos? ¿Los jurados leen las novelas de cabo a rabo o en diagonal?

En fin, como siempre, se admiten todos los comentarios...

2 comentarios:

  1. Jolines, Jules ¡¡es que has tocado un montón de temas!! Ja,ja.. pues no conocía la literatura de Lucía Etxebarria, pero gracias a tí, ya sé algo más. En principio mi lista de pendientes es más larga que la cola del paro, por lo que no tengo previsto leerla próximamente, aunque reconozco que tu entrada y tus comentarios invitan a romper la lista de pendientes, je,je.. ¡pero es que son tantos!!
    Lo de que te inviten a un pueblecito "a crear" es la monda, estaría encantado de que nos contaras cómo es eso posible, si te enteras, claro.
    Aunque si yo le digo a mi mujer que me voy 18 meses a aislarme del mundo para escribir, no viviendo de ello tampoco, pues aparte de divorciarse de mí, me corta las pelotas, ja,ja.. Desde luego el proceso creativo es de lo más variado. En mi caso, necesito silencio y cierta rutina que debo mantener, lo cual es difícil con el trabajo diario y demás menesteres. En vacaciones, suelo madrugar y escribir bien temprano, cuando menos me molestan los ruidos, y así, a las diez u once de la mañana ya tengo mi faena hecha y me doy por satisfecho.
    Chica, lo de los concursos lo hablamos otro día!!! ¿No?
    Un besote, y que sepas que me ha gustado mucho la entrada.
    Sergio.

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  2. Bueno, a mí me ocurre igual que a ti: necesito silencio, o al menos no ruidos molestos (puedo escribir, y de hecho me encanta escribir con música de fondo); en cuanto a mis momentos, son por la noche, generalmente o por la mañana, pero sobre todo si estoy sola, lo cual es muy difícil. Prometo enterarme de cómo funciona lo de las invitaciones para escritores residentes, aunque en este caso y pensándolo ahora, creo que fue porque Lucía hizo el doctorado en esta universidad, quizá por eso le ofrecieron a ella esta posibilidad antes que a otros. La literatura de Lucía, como la mía, es más bien feminista; aviso porque hay muchos hombres a los que no les gusta. Y te entiendo muchísimo cuando me dices que tienes una lista larguísima de libros pendiente... Ya somos dos en el mismo barco. Y sospecho que no estamos solos. Un besazo. Y a ver si me envías algo de tu trabajo, que quiero ver qué haces y cómo lo haces. Un besazo

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