FELIZ NAVIDAD A TODXS

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jueves, 29 de enero de 2009

Un mundo sin fin. Ken Follet




Hola a todos... Ayyy, por fin la acabé anoche. Y es que no es fácil acabar en poco tiempo (1 semana) una novela de casi 1.200 páginas... sobre todo si tienes otras muchas cosas que hacer, y además escribes tu propia novela que también se lleva su tiempo, os lo digo yo. Pero a lo que vamos... De veras que no me esperaba este folletín, que por momentos me recordaba las telenovelas del mediodía... Leí Los pilares de la tierra en otoño de 2003, y reconozco que o me olvidé de casi todo... o esto que acabo de leer tiene muy poco que ver. La ciudad se mantiene, el rigor histórico también; los personajes presumiblemente son descendientes de los que se vieron en la anterior novela del autor. Pero el tono, el estilo, y sobre todo la caracterización de los personajes es, o me parece ahora, mucho más fantasiosa. La protagonista es una heroína típica de folletín, de las que pasa por tropecientas mil adversidades y aventuras varias antes de conseguir lo que quiere. Y a quien quiere. Personajes los hay para todos los gustos; el período histórico es convulso políticamente (la Inglaterra de Eduardo III, aderazada con la Guerra de los Cien años y la Peste de 1348), y la sociedad, la Iglesia y el feudalismo son los típicos de la época. He observado mucha pasión y mucha fuerza narrativa; y un estilo con mucho vigor. Aunque se echa de menos que el autor "se moje" más en algunos temas que deja irresolutos, aunque con gran naturalidad, de modo que sólo los que escribimos vemos que podría haber sido mejor de lo que es. Aunque sobre gustos no hay nada escrito; y siempre hay lectores más exigentes que otros. Recomendarla a aquellos que les guste la Edad Media, aunque ahí hay demasiado recurso a los tópicos; a los que les gusten las historias de amor, se diría que aquí Follet se nos ha puesto muy romántico y pasional... bastante más que en Los pilares... Y desde luego, no se la sugiero a la gente que no tenga tiempo o se asuste con un libro de más de cien páginas. Que los hay, os lo aseguro. Y no digo más porque os revelaría la historia. Que no es plan...

miércoles, 21 de enero de 2009

Escapada facultativa

Mis queridos visitantes, recordaros que desde el día 2 de febrero y hasta el día 7, estoy en Roma con los colegas de la uni; si queréis dejar comentarios, libremente, como siempre, aunque yo no podré contestarlos hasta mi regreso. Colgaré fotos, colgaré fotos... Y engordaré otros diez kilos!!!! Mamma mia... Adoro la cocina italiana!!

lunes, 19 de enero de 2009

Información

Hola a todos; os informo de la nueva dirección de correo electrónico a donde podéis enviar comentarios personales que por cualquier razón no queréis dejar en el blog a la vista de otros. Ya sean relativos a mí o a mi trabajo como escritora. UN BESO

jsilesortega@yahoo.es

El juego del ángel. C.R.Zafón


Hola, entro en el blog para dejar mis primeras impresiones sobre la última novela de Ruiz Zafón; decir que tardé aproximadamente 6 días en leerla; teniendo en cuenta que no empleaba en dicho placer las 24 horas del día, puede decirse que fui relativamente veloz. ¿Por qué? Porque una vez empezada, no podía parar. El ritmo es más trepidante que el de La sombra del viento; la prosa tiene mucho en común, pero aquí se desencadenan los acontecimientos de modo casi vertiginoso a partir del último acto (la novela está estructurada en 3 actos). Recomiendo el libro especialmente a todos los llamados a realizar alguna labor literaria y/o editorial a lo largo de su vida. Como escritor de éxito que conoce bien el panorama, nos describe con acierto e ironía los tejemanejes, algunos más turbios que otros, del mundillo (apasionante) de los libros. También habla de vanidad, de mediocridad, del alma y del diablo... Hay amor, odio y sentimientos encontrados, igual que en su novela anterior. En algunos puntos la supera... Y en otros no acaba de llegar a su exquisitez. El personaje de Daniel Sampere y el de su padre vuelven a aparecer... como una continuación; la Barcelona de primeros del siglo XX está, como ya es habitual en Zafón, descrita con un preciosismo que yo encuentro más femenino que masculino. Es una prosa bonita, quizá demasiado para una novela que sólo pretende ser comercial. Las imágenes tan bellas que nos ofrece no casan muy bien con la idea que el público general tiene de un súperventas. De todos modos, os lo recomiendo. Yo lo he disfrutado.

viernes, 9 de enero de 2009

Novela sobre el mundo editorial


Hola, justo cuando cerré el ordenador después de subiros el comentario sobre el Nadal, recuerdo que tenía que comentaros un libro, novela de humor más bien, cuya trama gira alrededor de escritores, editoriales y ¡cómo no! agentes literarios. No es nuevo, es de 2005 la edición de bolsillo; la autora es una joven irlandesa que ya tiene mucho éxito tanto en su país como aquí en España. El libro se titula: ¿Quién te lo ha contado? y la autora es Marian Keyes. No sólo nos habla de un tema que ella, como escritora de éxito, conoce muy bien, sino que lo hace en clave de comedia romántica para que más allá de los sinsabores de la profesión, veamos cómo vive un escritor/a de éxito su día a día. Os lo recomiendo porque, cuanto menos, os hará pasar un buen rato.

El Nadal: un círculo infernal

El miércoles me desperté con una noticia agridulce: la entrega de los premios Nadal en su 65ª edición. Agridulce porque siempre estoy interesada en saber quién es quién en el mundillo literario, qué sale y qué no, y en definitiva estar al tanto de las novedades; por otro lado me llevé la enésima decepción al enterarme de quién es la ganadora del presente año: Maruja Torres. Vaya por delante que no tengo nada, ni a favor ni en contra de esta señora... Lo que me provoca pesar y frustración es observar, un año más, que el premio se mueve entre una reducida y elitista rueda de famosos que, en un círculo infernal, van rotando de año en año por los diferentes premios literarios; en consecuencia, y con honrosas y muy selectas excepciones, siempre ganan los mismos. Para el ingenuo escritor novel que en algún momento ha pensado presentarse a concursos de de tal envergadura, una noticia así resulta cuanto menos desmoralizante. ¿Hay que pertenecer a algún tipo de "hermandad" literaria para entrar en este círculo, participar en secretos ritos de iniciación para ser uno de los elegidos? No me trago el cuento de que sólo cuenta una buena historia. ¿Es realmente un tongo, está realmente amañado, comprado de antemano? Sé que más de uno que visita este blog o los foros habituales sobre el tema literario, ha pensado en alguna ocasión presentarse a algún tipo de certamen literario (yo me presenté al susodicho Nadal en 2000 con No somos dioses) y habéis fantaseado con obtener el dinero de tan preciado galardón, y encontraréis el artículo interesante para el debate. Quisiera conocer vuestra opinión de primera mano.

martes, 6 de enero de 2009

Música y letra

Tanto si te gusta Zafón como si no, es innegable que toda novela tiene una banda sonora que actúa de telón de fondo. Él ha sido de los pocos, por no decir el único, que se animó a componer su propia banda sonora para La sombra del viento; yo, que nunca he sido aficionada al solfeo ni hábil con las notas musicales, me veo limitada a “utilizar” el talento ajeno. Por ello, siempre que empiezo una nueva novela busco entre toda mi discografía lo más ideal y que más se adecue tanto a la historia como a los personajes que en ella intervienen. Cada canción es en esencia una pequeña historia, y cada historia tiene una canción (o muchas) que la acompaña. El cine en sí mismo no es sino una historia con música e imágenes en movimiento. Si quitamos las imágenes, nos quedan las famosas radionovelas que aquí hicieron furor en los años cincuenta. El escritor necesita muy a menudo rodearse de todo aquello que le ayude y le alivie el peso de su tarea, las más de las ocasiones solitaria (ver también en este blog La soledad del escritor). Y la música bien puede ser no sólo una excusa para “recargar las pilas”, sino fuente de inspiración para una o incontables “escenas”. Dijo alguien que la inspiración no existe, sólo hay trabajo, y trabajo duro. Sin querer quitarle mérito al trabajo duro (y técnico) de la escritura, discrepo y afirmo que la inspiración es importante. Por supuesto, no lo es todo. La inspiración, ni siquiera la que nos ofrece la mejor música, no sirve por sí sola para llevar a buen puerto las ideas que nos rondan por la cabeza. Pero ¡Jesús, lo que ayuda! A mí me ayuda, e imagino que a muchos que leéis este artículo del blog, y que como yo escribís más o menos profesionalmente, también os echa un cable, ni que sea aportando esa pequeña inyección de energía que a veces, por mil motivos distintos, nos falla en los momentos cruciales. Un compositor es a menudo un poeta; un letrista lo es de hecho. Y pueden enseñarnos tanto o más que nuestros colegas escritores. No desestimemos el poder terapéutico de la música, ¡es inmenso! Si lo aplicamos al trabajo cotidiano, podemos no sólo sentirnos bien física y anímicamente, sino de paso hallar ese cabo del cual tirar para desenrollar y desarrollar nuestra labor.

La soledad del escritor

Algunos de los más renombrados escritores y escritoras en todo el planeta recomiendan al escritor novel, o no tanto, reservarse un tiempo para desconectar de la sociedad y sus múltiples vicios y tentaciones, y de la civilización urbanita de nuestros días; recogerse en una pequeña y escondida casa en un remoto pueblo de la geografía española (o mundial, dependiendo del presupuesto de cada cual), y ocuparse exclusivamente en dar rienda suelta a su talento, o lo que sea que necesite o tenga a mano para escribir. Eso, digo yo, es tan maravilloso como imposible para el común de los mortales; un privilegio de pocos. Se necesita dinero. Mucho. Y tiempo. Mucho más. Y esto último no sólo es bien muy escaso, sino que además no se genera ni fluye cíclicamente como el primero. El tiempo que se va, que desperdiciamos tantas veces en tonterías, que se nos escurre entre los dedos como finísimos hilos de agua, no vuelve. Sería maravilloso, sí, poder aislarse de todo aunque fuera, no por unos días, siquiera por unas horas o unos breves minutos que se hacen nanosegundos cuando nos concentramos en algo tan absorbente como la literatura, ya sea propia o ajena. Yo reconozco con humildad que nunca hasta ahora he podido darme semejante lujo. A lo máximo que puedo aspirar es a la soledad de mi dormitorio-despacho-biblioteca. Allí intento, muchas veces en vano, desconectar de lo que me rodea. Trasladarme a otra dimensión, transportarme a otros mundos que son sólo míos hasta el momento en que decido compartirlos con los lectores, y creer y crear… Creer que mis creaciones pueden llegar a ti y a tantos otros que me esperan. Hay un tiempo para empaparse de todo y todos los que nos rodean, y un tiempo de soledad para construir nuestro propio mundo a partir de todo lo que nos han dado, lo que han compartido con nosotros, lo que nos han prestado… o lo que, con alevosía o no, le hemos robado al mundo. Y no hablo de plagio ni de piratería, sino de sensaciones, sonidos, colores, olores, palabras pronunciadas en la calle, durante el trayecto en tren o en autobús, en los probadores de unos grandes almacenes o en el ascensor de tu edificio… Sí, debe de ser maravilloso perderse en una isla desierta sin más compañía que tu sombra, y que nada ni nadie influya en tus pensamientos o en tus sensaciones más íntimas. Y es que a veces el comentario mejor intencionado puede ser muy perjudicial para la creatividad o el impulso del escritor.