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martes, 23 de febrero de 2010

Entrevista a Blanca Miosi




Una de mis lecturas más agradables y enriquecedoras del verano pasado fue El Legado; una apasionante historia alrededor de la siempre controvertida (y denostada) figura de Adolf Hitler; lectura que recomiendo vivamente a aquéllos a quienes, por una razón u otra, les interese el tema del nazismo, aunque también está indicada para los que se sientan atraídos por el mundo del ocultismo y lo esotérico. Y en general, para cualquiera que quiera pasar el rato leyendo una buena novela. Hoy, además, tengo el gusto de entrevistar a su autora, Blanca Miosi, para este rinconcito literario que es tan vuestro como mío. Además de la novela anteriormente citada, Blanca ha publicado La Búsqueda (editorial Roca) y El pacto. Actualmente es representada por la Agencia Literaria Antonia Kerrigan. Vive en Venezuela, y compagina su labor de escritora con el diseño de ropa.

E.B. Blanca, ¿Por qué El Legado? Las novelas sobre el tema del nazismo y sobre Hitler abundan en cualquier librería. Dinos qué tiene de especial tu historia, qué podemos encontrar que no hayamos visto hasta la fecha.

B.M. Muchos temas son repetitivos y no por ello menos interesantes. Sin embargo, El legado no es una historia más acerca de Hitler. El personaje principal es Erik Hanussen, un hombre que estuvo muy cercano a Hitler, y en torno a él gira la novela. ¿Qué hace a un personaje tan especial como para que se convierta en el protagonista de una historia? Básicamente la diferencia del resto. Hanussen fue un hombre que supo llegar a las altas esferas del poder. Nadie sabe exactamente cómo obtuvo sus dotes de mago, y fue el único de los hombres que rodearon a Hitler que lo retó, haciendo uso de un medio de comunicación, como era una de sus revistas. Eso no fue magia, ni tampoco ficción. Hanussen denunció al todopoderoso Führer, destapando sus planes hegemónicos. Un personaje de tal envergadura llamó mi atención.

E.B. En El Legado resulta muy atractivo ver cómo tratas el tema del uso del poder y sobre todo del uso de los símbolos ligados a una ideología concreta, en este caso la de la superioridad de la raza aria unida a un espíritu nacionalista que parecía justificar cualquier proceder, siempre y cuando fuera por mor de la gloria de la nación alemana. ¿Qué o quién te sugirió esta idea? ¿Cuáles fueron tus puntos de referencia para abordar este tema en particular?

B.M. Es un tema muy conocido y repetido hasta el cansancio. Lo que hice fue darle otro enfoque. En lugar de contar lo que se sabía, tuve oportunidad de relatar en El legado cómo se llevó a cabo. Es decir: ¿Cuál fue el origen de la esvástica? ¿Cómo se le ocurrió a Hitler el saludo: Heil Hitler! Con la mano en alto? ¿De dónde provino la idea de los símbolos con los que se rodeaba? ¿Quién le enseñó a hablar en público de la manera tan hipnótica como lo hacía? ¿Por qué era necesario el Holocausto? Creo que es lo que hace la diferencia.

E.B. ¿Cómo construyes tus historias, cuál es tu proceso creativo? ¿Es siempre uniforme o va cambiando, dependiendo de la historia que quieras contar?

B.M. Primero la historia va germinando en mi mente, y antes de tener un argumento concreto hago el ensayo de la primera página. Escribo una primera página que contenga el suficiente interés como para que me provoque seguir escribiendo. Después planifico un esquema a grandes rasgos, una descripción de los personajes, de sus características psicológicas, más que nada, pues el físico se adaptará al papel que le tocará en la novela. Y claro, una novela es como la vida, cambiante, inesperada, algunas veces debo retocar, otras eliminar partes innecesarias; otras en cambio incrementar la acción… El proceso es apasionante.

E.B. El escritor está comprometido con la cultura que le rodea y en general con la sociedad y su tiempo, ¿qué quieres aportar tú desde tu narrativa al lector?

B.M. El escritor no puede escapar de la realidad que lo rodea, eso es claro, y en la vida real el compromiso es grande. Pero en la ficción es diferente, se puede escapar del tiempo, meterse en otra cultura, actuar en otras sociedades. Desde mi narrativa quiero aportar entretenimiento al lector. No creo en la novela con moralejas, en los cuentos, tal vez, pero una novela es ficción. Si he de aportar algo podría ser una obra escrita con alguna dosis de datos verídicos, que puedan servir al lector para conocer parte de la historia, o de sus costumbres. Uno de los ingredientes que más me gustaban de Alejandro Dumas, por citarte un autor, era su increíble capacidad para describir los usos y costumbres de la época que narraba en sus novelas, ejemplos de ello son sus inolvidables: El conde de Montecristo y Los tres Mosqueteros.

E.B. Has publicado con editorial Viceversa, y Editorial Roca, ambas catalanas, ¿cómo ves tú el panorama editorial español? ¿Es diferente al latinoamericano?

B.M. Muy diferente. Puedo hablarte por Venezuela, que es donde al principio intenté publicar. Aquí se da más importancia a la novela localista, regionalista o con algún ingrediente político. Y tienen muchísimas más oportunidades los que están en el medio de la comunicación social, me refiero a los periodistas, locutores, presentadores… supongo que es por la difusión que ellos mismos puedan dar a sus obras. Por otro lado, Venezuela es un mercado reducido al mínimo si lo comparamos con España. Tengo la impresión de que este es un país donde se lee muy poco.

E.B. Cuentos, relatos, poesía, novelas… ¿con qué te quedas tú?

B.M. Con la novela, por supuesto. Aunque tengo escritos más de cincuenta relatos de no más de dos páginas de extensión cada uno, y me gusta escribirlos, pero es la novela la que me apasiona. La poesía es demasiado ambigua para mi gusto. Admiro a los verdaderos poetas, a aquellos que pueden escribir en endecasílabos, por ejemplo; no tanto la poesía libre, que no requiere de una métrica ni un ritmo.

E.B. Todos los autores están marcados por un autor o un libro que les cambió la vida, que les hizo cambiar de rumbo, o que les empujó a coger una pluma y un folio en blanco y lanzarse a escribir compulsivamente. ¿Cuál sería tu autor y tu libro?

B.M. No sé si ése sea mi caso, Elizabeth. Leo desde niña, y sería difícil decidir qué autor me indujo a escribir. Empecé a escribir a una edad en la que la mayoría de los escritores ya están gozando de las mieles del éxito, y en la que es difícil ser influida por los demás. Puedo decirte, sin embargo, que admiro profundamente a Oriana Falliaci.

E.B. El mercado editorial está saturado de best-sellers y pseudo-literatura, ¿hay que volver a los clásicos para encontrar la verdadera esencia del libro?

B.M. El mercado editorial siempre ha estado saturado de best-sellers y pseudo-literatura. No olvidemos que hay autores son actualmente objeto de culto, que antes fueron considerados mediocres. Creo que es el público quien escoge lo que debe leer. Muchos dicen que son inducidos hacia tal o cual autor o tema por el marketing, yo pienso que cada persona es libre hasta para dejarse influenciar. Si elige un determinado libro teniendo enfrente otros, lo hará porque después de hojearlo, leer la sinopsis, y pensarlo bien, ha decidido que es el que desea comprar. Me parece que debemos dejar de pensar en los lectores como personas incapacitadas de pensar por sí mismas.

E.B. ¿En qué trabajas actualmente? ¿Tienes proyectos en mente, alguna novela en el horno “cociéndose”?

B.M. Sí. Estoy escribiendo una novela que aún no tiene título definitivo, y que pienso será mi mejor novela. (Eso espero, siempre que empiezo una creo que lo será)

E.B. Tenemos una Buena Novela entre las manos, pero ¿qué determina realmente su futura publicación: méritos, marketing, suerte, mecenazgo… o de todo un poco? ¿Cuál es la clave del éxito editorial en el s. XXI?

B.M. Creo que para que sea considerada por una agencia o una editorial, una novela debe ser interesante desde la primera página. Debe “enganchar”, como dicen. Ahora, para el éxito editorial, no sé cuál sea la clave. Puede ser una mezcla de buena promoción, un poco de suerte, y por supuesto, una buena novela. No creo en los mecenazgos. Hasta ahora no he conocido a alguien que haya publicado y haya tenido éxito por recomendación. Tal vez haya llegado a publicar, pero el éxito de una novela dependerá de su contenido.