Si mi voz muriera en tierra,
llevadla al nivel del mar
y dejadla en la ribera.
Llevadla al nivel del mar
y nombradla capitana
de un blanco bajel de guerra.
¡Oh mi voz condecorada
con la insignia marinera:
sobre el corazón un ancla,
y sobre el ancla una estrella,
y sobre la estrella el viento,
y sobre el viento la vela!
Marinero en tierra, 1924
Precioso, Julia.
ResponderEliminarGracias por ponerlo.
Besos
Un poema muy bello. Tienes un blog muy interesante. Me gusta.
ResponderEliminarVengo de tu Facebook, y me alegro. Te invitaría a mi blog, pero justo hace una semana lo dejé por un tiempo, aunque hay otra persona al frente y, si buscas, puedes encontrar algo que te interese.
Saludos.