Antes de que las tierras sean adquiridas por un comprador, una situación inesperada y humillante, provoca que Beatriz, la sofisticada mujer de ciudad, corra a refugiarse en aquel lugar que considera inhóspito.
Allí, en el apacible pueblo de montaña de Roncal, se encuentra con Jon, el atractivo veterinario que gobierna las tierras, el ganado y los negocios de su abuelo, y que siempre pensó que las posesiones pasarían a sus manos para continuar con la labor del anciano, al que quiso como a un padre.
La llegada de Beatriz, a la que él considera una mujer sin alma que permitió que el abuelo viviera y muriera solo, será el inicio del enfrentamiento entre dos corazones orgullosos que están seguros de tener poderosas razones para odiarse.
Pero el Valle de Roncal es una tierra legendaria y hermosa. ¿Podrá, ese lugar mágico, cambiar las ambiciones, transformar los sueños, convertir el odio en deseo, y el deseo en amor?
Probablemente ésta sea la mejor novela que he leído en años… Seguramente es la novela que demuestra que las autoras españolas de Romántica están en estado de gracia, y amenazan con ganar por goleada a las anglosajonas, ofreciendo en cada una de sus historias una mirada mediterránea, fresca, y tan saludable como el aceite de oliva virgen.
Entre Sueños es una historia deliciosa y conmovedora; la autora nos ofrece unos paisajes de ensueño con una maestría inigualable; cierras los ojos y ¡voilà! ya estás en el Valle de Roncal, te ves paseando tranquilamente por la sierra de Santa Bárbara o inmersa en el inabarcable bosque de Irati. Sus gentes te llegan al corazón, tan cercanos que si extiendes las manos casi puedes tocarlos con la punta de los dedos; son gente sencilla, tranquila, sosegada; con un corazón puro y sin dobleces, te hacen olvidar a esos otros seres “de la ciudad”, llenos de perfidia, cobardía y crueldad.
Diría que es una historia de mal entendidos de principio a fin; de entrada el mal entendido que hizo que la mujer de Ignacio lo abandonara y nunca más quisiera saber de él; luego se extendió al hijo y a la nieta, de tal modo que cuando ésta vuelve a las tierras que pertenecieron a su abuelo, nada parece poder convencerla de que el anciano era un buen hombre… También en su relación con Jon hay un continuo de encuentros y desencuentros… hasta casi, casi el final.
El ritmo está muy bien sostenido, la autora sabe cómo y cuándo crear el momento clímax de intriga, de pasión, de dolor y de amor sublime. Porque ésta es una historia de amor sublime. Y el calificativo se aplica a ambas cosas. Por primera vez me encuentro con una protagonista de carne y hueso, nada de heroínas tontuelas e insustanciales llorando a moco tendido continuamente y haciéndose las víctimas. Beatriz es una mujer orgullosa, de los pies a la cabeza; capaz de solventar por sí sola sus problemas, de enfrentarse a humillaciones y traiciones y salir adelante; de reconocer que si un sueño ha dejado de ser válido, se transforma y listo. De Aranjuez al Valle de Roncal; de un hotel de lujo para gente fina y de posibles a un hotelito de montaña para gente estresada —como ella misma— que necesita “desconectar” del mundanal ruido. Beatriz nos enseña que no perdemos nuestros sueños por el camino, sólo los vamos adaptando a las nuevas circunstancias que se nos presentan.
No me equivoco si afirmo que muchas os vais a “enamorar” de Jon… Yo estuve a punto, pero me pierden los ojos azules… Con todo, este hombre es capaz de levantar pasiones en un visto y no visto. Y su historia personal es de las que conmueven hasta el corazón más duro. Y hablando de corazones duros y gente despiadada, no os perdáis a Helena y a Diego… Y por último a ese abogado-albacea que nos recuerda que el camino al infierno está sembrado de buenas intenciones… ¡Hay que ver la que lía cuando parecía que todo estaba ya casi, casi resuelto…!
Aparte de todo esto… Mmm… sólo me queda deciros que si aún no la tenéis en vuestras manos en el momento de leer este post, id corriendo a buscarla. No os arrepentiréis. Garantizado.