Hoy se cumplen 5 años desde que tuve en mis manos, por primera vez, y después de casi diez años de haberla terminado, los primeros ejemplares impresos y editados de mi primera novela, Carnaval. Sé que hay mucha gente que no ha leído esta primera novela, y lo que le cuente le sonará a chino mandarín. Otros la leyeron hace años y no les gustó (no me extraña porque los primeros borradores hasta 2007 fueron un HORROR), algunos, muy pocos, tuvieron la fortuna de leer el libro editado, mucho mejor escrito que cualquiera anterior, y otros, en los últimos meses, han podido leer el manuscrito en su última revisión. Sí, parece mentira, pero aun después de miles de revisiones y correcciones, cuando ojeé el libro editado aún encontré alguna faltilla.
Soy absolutamente consciente de que, al tratarse de mi primera novela, mi experimento literario de juventud, es la peor escrita, la que más fallos tuvo y la que más revisiones me exigió. Aún ahora habrá gente que no le guste la historia. Lo siento. Hay muchas historias que a mí tampoco me gustan, bien por el tema, por los personajes, por el planteamiento, por el final, etc. No voy a hacer apología de Carnaval a estas alturas del partido; es un capítulo cerrado en mi carrera literaria, pero negarle méritos tampoco es justo. Negar lo mucho que me enseñó de mí misma, lo mucho que aprendí mientras esperaba el día feliz en que por fin se editaría, lo que aprendí después de cometer el terrible error de editarla con la misma editorial con que edité dos años antes No somos dioses, todo lo que tuve que pasar, el dinero que invertí, etc, etc... esas cosas no se aprenden si no te metes de lleno en el proyecto. Y aunque nadie duda ahora de que fue un proyecto fracasado, me enseñó lo más importante: NO VOLVER A CAER EN EL MISMO ERROR. También me enseñó que, en materia de promoción y publicidad, estaba más verde que una aceituna, que nadie, NADIE, vendería mi obra mejor que yo misma, y que si quieres algo bien hecho y a conciencia, lo tienes que hacer tú y sólo tú. Y lo tienes que hacer con una fe en ti misma rayana en la soberbia. En estos 3 años que he ido paseándome por foros, por blogs, por webs, por páginas de FB, he ido recopilando tantísima información que ahora mismo podría escribir un libro entero sobre el tema de cómo venderte al mejor postor.
Así que por mala malísima que fuera Carnaval como novela, me enseñó cosas cuyo valor no se puede traducir en simple papel moneda; me brindó la posibilidad de conocer gente maravillosa, porque cuando vas con tu novela bajo el brazo, tratando de interesar al lector, conoces gente de todo tipo, y cada potencial lector te enseña algo valioso que anotar, algo que no puedes olvidar, algo que puede ayudarte de manera decisiva de cara a futuras novelas.
Ahora hay un lector que está leyéndola... y le gusta; admite que tiene fallos, pero le gusta, está enganchándose; me va comentando las cosas que le sugiere, me dice lo que le gusta y lo que no. Me llena de alegría con sus comentarios diarios, me indica dónde fallo y cómo puedo arreglarlo, me comprende y me alienta; me demuestra que no estoy en el camino erróneo, que mis pasos me van conduciendo a donde yo quiero, que algún día llegaré a ser una buena escritora. Por ello, y a pesar de todo, valió la pena esa primera novela.
Así que por mala malísima que fuera Carnaval como novela, me enseñó cosas cuyo valor no se puede traducir en simple papel moneda; me brindó la posibilidad de conocer gente maravillosa, porque cuando vas con tu novela bajo el brazo, tratando de interesar al lector, conoces gente de todo tipo, y cada potencial lector te enseña algo valioso que anotar, algo que no puedes olvidar, algo que puede ayudarte de manera decisiva de cara a futuras novelas.
Ahora hay un lector que está leyéndola... y le gusta; admite que tiene fallos, pero le gusta, está enganchándose; me va comentando las cosas que le sugiere, me dice lo que le gusta y lo que no. Me llena de alegría con sus comentarios diarios, me indica dónde fallo y cómo puedo arreglarlo, me comprende y me alienta; me demuestra que no estoy en el camino erróneo, que mis pasos me van conduciendo a donde yo quiero, que algún día llegaré a ser una buena escritora. Por ello, y a pesar de todo, valió la pena esa primera novela.