El año: 2004.
El lugar: el castillo de Killmarnock, una imponente joya medieval que se levanta en las suaves y verdes colinas de Irlanda.
Los protagonistas: Cristina Ríos, una joven experta española contratada para valorar las obras de arte que contiene. Y Dargo Killmar, el más antiguo habitante del castillo, que sin embargo sigue siendo un hombre joven, fuerte y endiabladamente atractivo… claro, porque es un fantasma, que vaga desde hace cuatrocientos años por las enormes estancias en busca de una reliquia que lo liberará de la maldición que pesa sobre él. Un fantasma que para Cristina es sólo una leyenda, hasta que…
Pero os invitamos a leer y disfrutar de la historia: una historia colmada de aventuras, pasión, ternura y humor. Nieves Hidalgo ha logrado imprimir en su primera novela un estilo sumamente ágil y fresco que sorprenderá a las lectoras, que cerrarán el libro con una sonrisa y ansiarán leer el siguiente de esta autora española, ella misma ávida lectora de novelas románticas.
Hacía muchos años que no leía novelas románticas. De la mano de Arlette y su web empecé a contactar con autoras de este género. Hoy, después de seis meses, sólo puedo decir: Gracias. Y lo digo aquí y no en otro post cualquiera, porque ésta es, de todas las novelas románticas que he leído hasta hoy, (más de cien, creo...) la más hermosa y tierna de todas. Un verdadero descubrimiento que por poco no me pierdo. Os cuento: hace un par o tres de meses estaba en la Casa del Libro ojeando novelas, y vi esta, pero pasé un detalle por alto. O no lei bien, o no reparé en una palabra: Irlanda. Si hay un lugar al que le tenga casi tanto cariño como a Inglaterra, es Irlanda. Lo dicho, no lo vi, no lo leí, o estaba tan espesa que no le hice caso. Resultado: cuando volví a buscarlo, ya no estaba. Me ocurre a menudo.
Había leído ya "Orgullo sajón", otra de las deliciosas novelas de Nieves, y estaba esperando a que saliera "Amaneceres Cautivos"... Y yo sin encontrar "Lo que dure la eternidad". Así que cuando acabé mi lío de exámenes fui a buscarla de nuevo. Como no la vi, decidí encargarla; me la pidieron y a las dos semanas la tenía en mis manos. La agarré y en dos noches, sí, de nuevo 2 noches, me la devoré. Ñam, ñam... Ni corta ni larga. Con un ritmo muy fácil de seguir, y una protagonista adorable, ¡¡¡esta vez, niña mía, sí que la has bordado!!! Y con un nombre que tiene un polvo... Oooooh... Qué pena que sólo exista en el libro, ¡y encima sea un fantasma!
Lo mejor de las novelas románticas son los hombres... Definitivamente; la pena, que cuando cierras el libro, el hombre se queda ahí, y es inasequible. Por eso yo, de tanto en tanto, vuelvo a releer mis novelas preferidas, para volver a encontrarme con esos "monumentos", ¿no os pasa a vosotras también?
El principio es casi más emocionante que el final. No te perdono, Nieves, que me hagas llorar antes de llegar a la mitad del libro, de hecho, antes de llegar al primer capítulo. Echo a faltar a la amiga "del alma", yo le hubiera dado más protagonismo, me la "hubiera llevado" a Irlanda y que montara la gorda... Hubiera sido muy divertido, jajaja. Se veía un personaje atractivo y merecía tener más papel. El malo es muy malo, ¡¡me encanta!!; yo lo descubrí cuando habló de Hibernia... Ahí supe que el tipo no era lo que parecía...
Y el final es precioso, te deja un regusto delicioso en la boca: a bombón praliné. Mmmm...
La recomiendo a todo el mundo, sin excepción. ¡¡Yo también quiero un fantasma para mí!!