La querida Nieves Hidalgo, una de nuestras mejores escritoras de novela romántica, me ha hecho una entrevista para su blog. Para todos los que queráis echarle un vistazo, os dejo el enlace de su blog:
y de paso la cuelgo aquí también. Disfrutadla!! Un beso a todos mis seguidores.
Julia Siles Ortega es uno de esos regalos que una descubre por casualidad paseándose por la red. Cuando leí un capítulo de su novela quedé tan sorprendida que no reaccioné hasta minutos después. Simplemente, no me creía lo que estaba leyendo.
Por eso quiero que la conozcáis un poco más a fondo, porque merece la pena.
Desde aquí, quiero agradecer a Julia Siles Ortega la deferencia que ha tenido conmigo contestando a una pequeña encuesta.
Os dejo aquí su blog, una caja de sorpresas.
http://juyjo.blogspot.com/
Julia, sabemos que vives en Barcelona, te gusta leer, estudias Historia y eres una fiel admiradora de todo lo que se refiere a Inglaterra, Irlanda y Escocia. ¿Qué más nos puedes contar de ti?
Más que leer, diría que soy una devora libros, y por eso un buen día le cambié el nombre a mi blog; soy muy amante de los cambios, siempre que puedo hacerlos. Una compañera de la facultad me dijo el otro día que cuando se aburre, cambia de país… Eso es ser pija, y lo demás, tonterías. Claro que la muchacha es de Praga… y claro… los europeos son diferentes. Aquí vivimos a otro ritmo… Nos miramos en su espejo… pero no acabamos de vernos. En fin, de mí, ¿qué te puedo contar… aparte que yo, cuando me aburro, lo más emocionante que hago, si el bolsillo me lo permite, es ir al cine? Me gusta muchísimo hacer puzzles; de hecho, pienso que los rompecabezas y las novelas tienen un objetivo común: encajar todas las piezas. Siempre he querido ir a montar a caballo, pero nunca tengo ni tiempo, ni dinero, ni nadie que me acompañe. Y ésta es una de esas cosas que no quiero hacer sola (debe de ser la única). Uno de los mejores momentos de mi vida fue este verano: el concierto de Madonna; disfruté como una enana. Me encanta viajar… pero como he dicho más arriba, el bolsillo manda… y yo, como tantísimos españolitos, estoy en crisis. Y una muy aguda, por cierto. Soy una feminista acérrima, y sé que en la historia ha habido mujeres extraordinarias que los historiadores (hombres, ¡cómo no!) han pasado por alto o no han querido investigar muy a fondo… por lo que pudieran descubrir y las carencias que pudieran quedar “al descubierto”. Ni fumo, ni bebo (al menos no soy del “club botellón”), ni voy con hombres… ¡Uy, qué mal ha sonado eso! Borra, borra… Y de asuntos de drogas sólo diré 6 palabras: SE PUEDE VIVIR SIN HABERLAS PROBADO.
¿Por qué escribes? ¿Qué te mueve a hacerlo?
A menudo me lo pregunto, créeme, y muchas veces no sabría explicármelo. Supongo que porque es lo que sé hacer mejor (¡imagina lo mal que hago todo lo demás! Risas). No diré que sea por necesidad, porque mi auténtica “necesidad” es leer. Pero un día se me ocurrió una historia y me puse a escribirla; desde entonces no he parado de darle vueltas a muchas otras historias; algunas se han estancado, otras han salido adelante. Me he tirado hasta siete años sin escribir una línea; todo un riesgo porque no sabía si cuando volviera a ponerme delante de la pantalla, tendría las mismas ganas, el mismo entusiasmo, o la misma capacidad. Reconozco que me gusta comunicarme y que disfruto escribiendo; del mismo modo, no puedo dejar de reconocer que disfruto mucho más leyendo lo que escriben otros. Probablemente, y debido a esto, nunca seré una autora prolífica. ¡Lo siento!
Se te nota encantada con la ciudad de Londres que, sin duda, es tu preferida. Y se nota que la conoces a fondo ¿Qué ha supuesto Londres en tu vida? ¿Es tu ciudad? ¿El lugar en el que querrías perderte?
Pues no creas que la conozco tan a fondo, ¡¡qué más quisiera!! Pero sí es innegable que dejó una huella profunda e indeleble en mi corazón. Llegué enamorada y me marché más enamorada si acaso es posible. Supongo que algún día volveré, y espero que entonces sea para quedarme. No puedo decir que sea la ciudad mejor del mundo, porque todavía me queda mucho mundo que descubrir… Y las comparaciones son odiosas. Pero sin duda es el lugar en que quisiera vivir… jubilarme… y morir.
¿Cómo conceptúas tus relatos, románticos, un poco eróticos o sentimentales?
Hay gente que “tilda” mis historias de eróticas… ¡Se nota que han leído muy poco, y a muy pocos autores buenos en el género! Yo, que he leído tanto, sé que mis historias pueden ser románticas —el amor está siempre presente de un modo u otro—, pero nunca llegan a un punto de erotismo que llame la atención de los entendidos en el género. Y los hay, pero hay que descubrirlos. Dicen que el pecado más grande de España es la envidia. Mentira. El pecado más grande de este país es la pereza. Si uno lee, mucho y bien, difícilmente puede “tildar” de erótico nada de lo que escribo, ¡vaya, que ni de lejos estaría a la altura!
En tu blog tienes relatos muy buenos, muy intensos. ¿Lealtades enfrentadas es lo que tú llamarías tu obra cumbre hasta ahora?
Si te refieres a fragmentos de mis dos novelas anteriores, no sé si describirlos de ese modo; puedo asegurarte que he recibido críticas muy duras de ambas novelas por parte de gente “más entendida”, y para mí ya forman parte del pasado. Parte del proceso de aprendizaje. Experimentar y equivocarse; caer y levantarse. Relato, tal y como uno lo entiende, sólo tengo uno escrito que me encargaron y que hice en apenas dos días… Porque cuando me pongo, me pongo… Intensos, sí lo son, pero porque yo soy muy apasionada y lo transmito, quiera o no. Y sí, sinceramente creo que Lealtades Enfrentadas es lo mejor que he hecho hasta el día de hoy… Pero eso te lo dirá cualquier escritor: lo último es siempre lo mejor. Y es lógico, ley de vida. Mejorar, avanzar… Ya lo dijo el gran Machado: “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”.
¿Qué esperanzas tienes en Lealtades enfrentadas? ¿Crees que el argumento puede impactar en el lector?
Esperanzas, muchas, porque soy una optimista incorregible a pesar de mis muchos años. Y todavía creo en un futuro mejor; en eso que se llama meritocracia; en que se valore el talento y el esfuerzo, la constancia y la perseverancia, y sobre todo: la valentía de ser fiel a uno mismo. El argumento no impactará porque a estas alturas de la historia de la humanidad está ya todo escrito. No soy tan ingenua de pensar: “Oh, qué original soy”. Sí pienso que es importante el sentido de la oportunidad; hay ciertos temas que hoy por hoy son populares o están en el ojo del huracán, como el terrorismo islámico, el precio de la fama, el poder de los medios de comunicación, el papel de la mujer en la sociedad, o los matrimonios entre personas del mismo sexo… y juego con todos ellos en esta historia. Me aprovecho de la situación si tú quieres, pero no hago nada que no hayan hecho otros antes. Y para aquellos que piensen, cuando la lean, que es copia o refrito de alguna serie actual, esta historia empecé a escribirla en el otoño de 2007, luego la dejé en stand by más o menos un año, y volví a ella en noviembre de 2008. Un 50 % de ella es real y el otro 50% es inventado… Corresponde al lector descubrir qué es qué.
Sin duda eres una escritora que consigue seducir. Más de una vez me he parado (yo y alguna otra persona que me lo ha confesado), he vuelto atrás, he analizado el texto porque me parecía increíble haber leído algo tan asombroso. ¿Piensas mucho las frases, las estudias? O, por el contrario ¿te salen sin pensar?
Uy, pues será ésta la única manera en que seduzco a alguien, porque la seducción tradicional se me da fatal. (Risas). A mí, sinceramente no me parece nada asombrosa mi narrativa. Te puedo prometer y jurar que he leído cosas muchísimo, pero muchísimo mejores. A ver, sí estudio las frases, procuro que sean correctas, que transmitan, ni más ni menos, lo que quiero decir o expresar; pero soy muy intuitiva, no cambio mucho las palabras, a no ser que vea un error muy grande o algo que no se ajusta para nada a la historia. Suelo fiarme de mi primera impresión. Algunas me salen “del alma”, pero generalmente las he madurado, bastante, sobre todo en la cama, a altas horas de la madrugada. Es la musa, que sufre de insomnio… y me hace sufrir a mí.
Cuéntanos algo de Las Máscaras del amor, una de las obras que podemos ver en tu blog.
En algún momento de este año le cambié el título; inicialmente se llamaba Carnaval, y la publiqué con ese nombre. Si no la has encontrado fue por dos motivos esenciales: 1: la publiqué bajo un sello editorial de muy dudosa reputación, y 2: la publiqué en febrero de 2007, y como se hizo una tirada muy, muy, muy limitada, era más cara de encontrar que el mismísimo Bin Laden. Pero si alguien, a pesar de todo, está interesado en tenerla, puede ponerse en contacto conmigo; al final de la entrevista tenéis mi dirección de correo electrónico. De momento, y en tanto no cobre una cifra de más de diez ceros, estoy disponible siempre para mis lectores. En cuanto a la novela en sí misma, es la primera, la primogénita, la niña bonita, la mimada, la receptora de todas mis desvelos y atenciones… Pero sigue siendo una novela “de juventud”, y por lo mismo, muy tontorrona y con muchos fallos… o así la veo ahora. Un triángulo amoroso chica-chico-chica, un antihéroe con un sórdido pasado a sus espaldas, líos entre hermanos, algún que otro crimen… Lo de siempre, vaya.
Por lo que leemos de ti, no te importa implicarte —aunque sea de pasada— con los temas políticos. ¿Lo haces porque es actualidad? ¿Por qué realmente te preocupan estos temas?
En parte sí, y en parte no. Te explico: soy hija de la generación franquista, de esa que no podía hablar, ni reunirse, ni asociarse, etc, etc., so pena de que los metieran en la cárcel… o algo peor. Ahora que podemos (en teoría) hablar y manifestarnos libremente (¿?), me gusta decir lo que pienso, siempre que no moleste a los que me rodean… Cosa difícil porque nunca llueve a gusto de todos. Me gustaría más implicarme en política, tanto en mis escritos como de una manera más personal, pero reconozco que no soy muy entendida en el tema. Y no me gusta meter la pata. Por otro lado, cualquier novela que se precie ha de estar envuelta en un contexto histórico-político-social. No soy ajena a esta realidad; quizá por eso he tardado tanto en escribir mi último libro. No quería hacer “cualquier cosa”, quería hacer algo bueno, que conmoviera al lector. Espero haberlo conseguido.
Creo haber escuchado que a veces se te ocurre una escena (o la estás pensando) y la intercalas en la novela. ¿Estoy equivocada?
Oh, no, no te equivocas; esta última novela es lo más parecido a una película; he ido escribiendo escenas sueltas, diálogos al tun tun, y luego lo he montado todo, lo he hilvanado y le he dado la debida consistencia. Ya sabes: cortar aquí y pegar allá. No es que no haya pensado en todo momento en dejar todos los cabos atados… o casi todos; simplemente he ido haciendo conforme las ideas —y los recuerdos— me venían a la cabeza. Y no siempre es un buen método… algún disgustillo de última hora me ha dado.
Y por último, Julia, ¿qué consejo darías a todas las personas a las que nos encanta escribir?
Ah, ahí sí que no me pillas, lo siento. Soy muy reacia a dar consejos, pero como me lo pides tú… Veamos… Mmm… Así, a bote pronto, se me ocurre uno: leer. ¡Qué viejo, eh! Y otro más: no desfallecer, no tirar NUNCA la toalla. La carrera del escritor es una carrera de fondo. Yo llevo casi 14 años y todavía estoy en la parrilla de salida esperando la señal… Hay que disfrutar mucho lo que haces; es el viaje lo que importa, no el destino. Si uno se obsesiona con el destino (publicar y ganar mucho $$$$$) no llegará a ninguna parte. Te lo dice una ex obsesionada. (¡Y dije que no iba a decir nada... Ooops!)
Te agradezco el tiempo que nos has dedicado. Esta entrevista es un pequeño homenaje a una mujer que ha conseguido fascinarme con sus escritos. Mil gracias por todo.
A ti, preciosa. Es divertido esto de las entrevistas “virtuales”; si me hubieran dicho en 1996, cuando empecé con un bolígrafo y una hoja en blanco, que iba a hacer una entrevista para un blog (ni siquiera sabía qué demonios era eso) me hubiese partido de la risa, en serio. Claro que si además me hubieran dicho ese año que iba a escribir Lealtades Enfrentadas… ahí sí me hubiera “descojonado”.
jsilesortega@yahoo.es
Por eso quiero que la conozcáis un poco más a fondo, porque merece la pena.
Desde aquí, quiero agradecer a Julia Siles Ortega la deferencia que ha tenido conmigo contestando a una pequeña encuesta.
Os dejo aquí su blog, una caja de sorpresas.
http://juyjo.blogspot.com/
Julia, sabemos que vives en Barcelona, te gusta leer, estudias Historia y eres una fiel admiradora de todo lo que se refiere a Inglaterra, Irlanda y Escocia. ¿Qué más nos puedes contar de ti?
Más que leer, diría que soy una devora libros, y por eso un buen día le cambié el nombre a mi blog; soy muy amante de los cambios, siempre que puedo hacerlos. Una compañera de la facultad me dijo el otro día que cuando se aburre, cambia de país… Eso es ser pija, y lo demás, tonterías. Claro que la muchacha es de Praga… y claro… los europeos son diferentes. Aquí vivimos a otro ritmo… Nos miramos en su espejo… pero no acabamos de vernos. En fin, de mí, ¿qué te puedo contar… aparte que yo, cuando me aburro, lo más emocionante que hago, si el bolsillo me lo permite, es ir al cine? Me gusta muchísimo hacer puzzles; de hecho, pienso que los rompecabezas y las novelas tienen un objetivo común: encajar todas las piezas. Siempre he querido ir a montar a caballo, pero nunca tengo ni tiempo, ni dinero, ni nadie que me acompañe. Y ésta es una de esas cosas que no quiero hacer sola (debe de ser la única). Uno de los mejores momentos de mi vida fue este verano: el concierto de Madonna; disfruté como una enana. Me encanta viajar… pero como he dicho más arriba, el bolsillo manda… y yo, como tantísimos españolitos, estoy en crisis. Y una muy aguda, por cierto. Soy una feminista acérrima, y sé que en la historia ha habido mujeres extraordinarias que los historiadores (hombres, ¡cómo no!) han pasado por alto o no han querido investigar muy a fondo… por lo que pudieran descubrir y las carencias que pudieran quedar “al descubierto”. Ni fumo, ni bebo (al menos no soy del “club botellón”), ni voy con hombres… ¡Uy, qué mal ha sonado eso! Borra, borra… Y de asuntos de drogas sólo diré 6 palabras: SE PUEDE VIVIR SIN HABERLAS PROBADO.
¿Por qué escribes? ¿Qué te mueve a hacerlo?
A menudo me lo pregunto, créeme, y muchas veces no sabría explicármelo. Supongo que porque es lo que sé hacer mejor (¡imagina lo mal que hago todo lo demás! Risas). No diré que sea por necesidad, porque mi auténtica “necesidad” es leer. Pero un día se me ocurrió una historia y me puse a escribirla; desde entonces no he parado de darle vueltas a muchas otras historias; algunas se han estancado, otras han salido adelante. Me he tirado hasta siete años sin escribir una línea; todo un riesgo porque no sabía si cuando volviera a ponerme delante de la pantalla, tendría las mismas ganas, el mismo entusiasmo, o la misma capacidad. Reconozco que me gusta comunicarme y que disfruto escribiendo; del mismo modo, no puedo dejar de reconocer que disfruto mucho más leyendo lo que escriben otros. Probablemente, y debido a esto, nunca seré una autora prolífica. ¡Lo siento!
Se te nota encantada con la ciudad de Londres que, sin duda, es tu preferida. Y se nota que la conoces a fondo ¿Qué ha supuesto Londres en tu vida? ¿Es tu ciudad? ¿El lugar en el que querrías perderte?
Pues no creas que la conozco tan a fondo, ¡¡qué más quisiera!! Pero sí es innegable que dejó una huella profunda e indeleble en mi corazón. Llegué enamorada y me marché más enamorada si acaso es posible. Supongo que algún día volveré, y espero que entonces sea para quedarme. No puedo decir que sea la ciudad mejor del mundo, porque todavía me queda mucho mundo que descubrir… Y las comparaciones son odiosas. Pero sin duda es el lugar en que quisiera vivir… jubilarme… y morir.
¿Cómo conceptúas tus relatos, románticos, un poco eróticos o sentimentales?
Hay gente que “tilda” mis historias de eróticas… ¡Se nota que han leído muy poco, y a muy pocos autores buenos en el género! Yo, que he leído tanto, sé que mis historias pueden ser románticas —el amor está siempre presente de un modo u otro—, pero nunca llegan a un punto de erotismo que llame la atención de los entendidos en el género. Y los hay, pero hay que descubrirlos. Dicen que el pecado más grande de España es la envidia. Mentira. El pecado más grande de este país es la pereza. Si uno lee, mucho y bien, difícilmente puede “tildar” de erótico nada de lo que escribo, ¡vaya, que ni de lejos estaría a la altura!
En tu blog tienes relatos muy buenos, muy intensos. ¿Lealtades enfrentadas es lo que tú llamarías tu obra cumbre hasta ahora?
Si te refieres a fragmentos de mis dos novelas anteriores, no sé si describirlos de ese modo; puedo asegurarte que he recibido críticas muy duras de ambas novelas por parte de gente “más entendida”, y para mí ya forman parte del pasado. Parte del proceso de aprendizaje. Experimentar y equivocarse; caer y levantarse. Relato, tal y como uno lo entiende, sólo tengo uno escrito que me encargaron y que hice en apenas dos días… Porque cuando me pongo, me pongo… Intensos, sí lo son, pero porque yo soy muy apasionada y lo transmito, quiera o no. Y sí, sinceramente creo que Lealtades Enfrentadas es lo mejor que he hecho hasta el día de hoy… Pero eso te lo dirá cualquier escritor: lo último es siempre lo mejor. Y es lógico, ley de vida. Mejorar, avanzar… Ya lo dijo el gran Machado: “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”.
¿Qué esperanzas tienes en Lealtades enfrentadas? ¿Crees que el argumento puede impactar en el lector?
Esperanzas, muchas, porque soy una optimista incorregible a pesar de mis muchos años. Y todavía creo en un futuro mejor; en eso que se llama meritocracia; en que se valore el talento y el esfuerzo, la constancia y la perseverancia, y sobre todo: la valentía de ser fiel a uno mismo. El argumento no impactará porque a estas alturas de la historia de la humanidad está ya todo escrito. No soy tan ingenua de pensar: “Oh, qué original soy”. Sí pienso que es importante el sentido de la oportunidad; hay ciertos temas que hoy por hoy son populares o están en el ojo del huracán, como el terrorismo islámico, el precio de la fama, el poder de los medios de comunicación, el papel de la mujer en la sociedad, o los matrimonios entre personas del mismo sexo… y juego con todos ellos en esta historia. Me aprovecho de la situación si tú quieres, pero no hago nada que no hayan hecho otros antes. Y para aquellos que piensen, cuando la lean, que es copia o refrito de alguna serie actual, esta historia empecé a escribirla en el otoño de 2007, luego la dejé en stand by más o menos un año, y volví a ella en noviembre de 2008. Un 50 % de ella es real y el otro 50% es inventado… Corresponde al lector descubrir qué es qué.
Sin duda eres una escritora que consigue seducir. Más de una vez me he parado (yo y alguna otra persona que me lo ha confesado), he vuelto atrás, he analizado el texto porque me parecía increíble haber leído algo tan asombroso. ¿Piensas mucho las frases, las estudias? O, por el contrario ¿te salen sin pensar?
Uy, pues será ésta la única manera en que seduzco a alguien, porque la seducción tradicional se me da fatal. (Risas). A mí, sinceramente no me parece nada asombrosa mi narrativa. Te puedo prometer y jurar que he leído cosas muchísimo, pero muchísimo mejores. A ver, sí estudio las frases, procuro que sean correctas, que transmitan, ni más ni menos, lo que quiero decir o expresar; pero soy muy intuitiva, no cambio mucho las palabras, a no ser que vea un error muy grande o algo que no se ajusta para nada a la historia. Suelo fiarme de mi primera impresión. Algunas me salen “del alma”, pero generalmente las he madurado, bastante, sobre todo en la cama, a altas horas de la madrugada. Es la musa, que sufre de insomnio… y me hace sufrir a mí.
Cuéntanos algo de Las Máscaras del amor, una de las obras que podemos ver en tu blog.
En algún momento de este año le cambié el título; inicialmente se llamaba Carnaval, y la publiqué con ese nombre. Si no la has encontrado fue por dos motivos esenciales: 1: la publiqué bajo un sello editorial de muy dudosa reputación, y 2: la publiqué en febrero de 2007, y como se hizo una tirada muy, muy, muy limitada, era más cara de encontrar que el mismísimo Bin Laden. Pero si alguien, a pesar de todo, está interesado en tenerla, puede ponerse en contacto conmigo; al final de la entrevista tenéis mi dirección de correo electrónico. De momento, y en tanto no cobre una cifra de más de diez ceros, estoy disponible siempre para mis lectores. En cuanto a la novela en sí misma, es la primera, la primogénita, la niña bonita, la mimada, la receptora de todas mis desvelos y atenciones… Pero sigue siendo una novela “de juventud”, y por lo mismo, muy tontorrona y con muchos fallos… o así la veo ahora. Un triángulo amoroso chica-chico-chica, un antihéroe con un sórdido pasado a sus espaldas, líos entre hermanos, algún que otro crimen… Lo de siempre, vaya.
Por lo que leemos de ti, no te importa implicarte —aunque sea de pasada— con los temas políticos. ¿Lo haces porque es actualidad? ¿Por qué realmente te preocupan estos temas?
En parte sí, y en parte no. Te explico: soy hija de la generación franquista, de esa que no podía hablar, ni reunirse, ni asociarse, etc, etc., so pena de que los metieran en la cárcel… o algo peor. Ahora que podemos (en teoría) hablar y manifestarnos libremente (¿?), me gusta decir lo que pienso, siempre que no moleste a los que me rodean… Cosa difícil porque nunca llueve a gusto de todos. Me gustaría más implicarme en política, tanto en mis escritos como de una manera más personal, pero reconozco que no soy muy entendida en el tema. Y no me gusta meter la pata. Por otro lado, cualquier novela que se precie ha de estar envuelta en un contexto histórico-político-social. No soy ajena a esta realidad; quizá por eso he tardado tanto en escribir mi último libro. No quería hacer “cualquier cosa”, quería hacer algo bueno, que conmoviera al lector. Espero haberlo conseguido.
Creo haber escuchado que a veces se te ocurre una escena (o la estás pensando) y la intercalas en la novela. ¿Estoy equivocada?
Oh, no, no te equivocas; esta última novela es lo más parecido a una película; he ido escribiendo escenas sueltas, diálogos al tun tun, y luego lo he montado todo, lo he hilvanado y le he dado la debida consistencia. Ya sabes: cortar aquí y pegar allá. No es que no haya pensado en todo momento en dejar todos los cabos atados… o casi todos; simplemente he ido haciendo conforme las ideas —y los recuerdos— me venían a la cabeza. Y no siempre es un buen método… algún disgustillo de última hora me ha dado.
Y por último, Julia, ¿qué consejo darías a todas las personas a las que nos encanta escribir?
Ah, ahí sí que no me pillas, lo siento. Soy muy reacia a dar consejos, pero como me lo pides tú… Veamos… Mmm… Así, a bote pronto, se me ocurre uno: leer. ¡Qué viejo, eh! Y otro más: no desfallecer, no tirar NUNCA la toalla. La carrera del escritor es una carrera de fondo. Yo llevo casi 14 años y todavía estoy en la parrilla de salida esperando la señal… Hay que disfrutar mucho lo que haces; es el viaje lo que importa, no el destino. Si uno se obsesiona con el destino (publicar y ganar mucho $$$$$) no llegará a ninguna parte. Te lo dice una ex obsesionada. (¡Y dije que no iba a decir nada... Ooops!)
Te agradezco el tiempo que nos has dedicado. Esta entrevista es un pequeño homenaje a una mujer que ha conseguido fascinarme con sus escritos. Mil gracias por todo.
A ti, preciosa. Es divertido esto de las entrevistas “virtuales”; si me hubieran dicho en 1996, cuando empecé con un bolígrafo y una hoja en blanco, que iba a hacer una entrevista para un blog (ni siquiera sabía qué demonios era eso) me hubiese partido de la risa, en serio. Claro que si además me hubieran dicho ese año que iba a escribir Lealtades Enfrentadas… ahí sí me hubiera “descojonado”.
jsilesortega@yahoo.es