miércoles, 4 de marzo de 2009
Dudas existenciales, bloqueos y otras paranoias del escritor
Hoy, 4 de marzo, hace 13 años que empecé mi primera novela; me he despertado esta mañana con ese pensamiento, y recordando cuáles eran entonces mis expectativas y mis sueños, y cómo ha cambiado todo a mi alrededor en ese tiempo. La vida te zarandea a su antojo y a veces mancha (como decía una película) y a veces hiere. Si sobrevives a sus vaivenes, lo mejor es que puedes escribir sobre ello. No siempre es fácil; le comentaba a una amiga hace días que esta cuarta novela que escribo tiene la virtud de despertar a los demonios dormidos; cada vez que abro el archivo para retomar el hilo es como abrir la caja de Pandora, de donde salían, según la mitología griega, todos los males del universo. Pero hay cosas que por mucho que nos duelan hay que exteriorizarlas, porque mejor es esto que llevarlas dentro y que te vayan carcomiendo lentamente.
No siempre me encuentro lo bastante fuerte para continuar, no ya con la historia actual, sino con el mismo trabajo de escritor; a menudo dudo de mi misma y mi papel en el mundo (en general) o me bloqueo, o me estanco y no sé por dónde seguir; igual que si me hubiera perdido en el desierto y todos los caminos me resultaran desconcertantes. Me consuela, aunque no mucho, saber que mis compañeros de fatigas pasan por situaciones similares. Y cuanto más tiempo pasa y más años me echo encima, las dudas son muchas más y mucho mayores.
Quizá se perdió aquella ingenuidad de los veintipocos, donde creías que con tu sola juventud podías "comerte el mundo"; hoy tienes más experiencia, por supuesto, y ves que el mundo "se te ha indigestado". Que a tu alrededor sólo hay codicia, y que los valores en los que creías a los 18 se han perdido.
Pero sigues adelante porque es el único camino que hay y el único que conoces; revuelves en el baúl de los recuerdos y entre juguetes rotos y trapos viejos encuentras el optimismo y la fe de los primeros tiempos, los coges y te los llevas contigo porque sabes que sin ellos no puedes continuar la carrera que empezaste ya ni te acuerdas cuándo. Y con ellos construyes las historias y las vidas de otros para demostrar al mundo y a ti misma que queda mucho que vivir y compartir.
esta entrada enlaza con la anterior "Por qué escribo"; reconozco que el tono no es tan optimista, pero éste es un espacio para liberarnos a través de la escritura. Y nuestras emociones y estados de ánimo no siempre son lo que quisiéramos...
Carnavales 2009
El club de las malas madres. L. Etxebarria y G. Bustos
Hola, blogueros; hoy presento libro de ensayo, manual de uso y consulta para madres (y padres) desesperados y/o en problemas. Confieso que hacía tiempo que esperaba nuevo libro de Lucía. Como sé que algunos/as de los que me seguís sois padres u os habéis planteado serlo (yo me lo he planteado, de hecho), pienso que este libro puede responder a algunas preguntas, quitaros de encima la losa de la culpabilidad (esto va para tantas madres que concilian vida laboral y familiar: un trabajo titánico, si me permitís decirlo) y reiros un rato, porque está escrito desde el cariño, el respeto y el sentido del humor. Lucía como madre, y Goyo como docente de educación primaria, nos hablan de sus experiencias con los niños. Yo no soy madre, pero como escritora me he tenido que meter en ese papel más de una vez, y de veras que se agradece contar con un libro como este. Ahora, en mi nueva novela, vuelvo a hacer "de madre" y voy a tomarlo, entre muchos otros, como libro de referencia; sobre todo porque Lucía (casi) nunca me defrauda; y esta vez no ha sido distinto. He pasado muy buenos ratos en ese club, y sé que las que sois madres en la vida real lo vais a disfrutar muchísimo más.
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