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viernes, 25 de febrero de 2011
viernes, 11 de febrero de 2011
Tres ciudades y un destino
¿Será Madrid, será Córdoba, será León... finalmente? Tres ciudades y un muy posible destino. Sí, mis muy queridos blogueros, hoy estoy que me salgo, con el optimismo a flor de piel... luego os cuento.
De entrada os comento esto: los que me veis por Facebook, el bendito invento del III milenio (digan lo que digan las malas lenguas), sabéis que a finales del mes pasado pedí 1 plaza-beca para estudiar mi último año ¡¡¡¡por fiiiiiiiiiiiiiiiiiiin!!!! de carrera fuera de Barcelona; no es que no me gusten los catalanes... es que el cuerpo me pide un cambio de aires cuanto antes (enero fue taaaaaaaaaaaan desastroso) y como escritora, ¿qué os puedo decir que no sepáis ya? ¿Acaso hay algo más estimulante que una experiencia de este tipo para recopilar ideas luminosas, información, documentación, imágenes inspiratorias?
Cualquiera de las tres ciudades tiene encantos sobrados para tentarme como canto de sirenas... Pero, en última instancia, la decisión final no es mía. Bueno, pensándolo bien sí es mía porque aunque me la dieran podría decidir ¡! renunciar a la plaza y no irme... (todavía me llega la sangre al cerebro, de modo que no contéis con eso, jajaja). Os mantendré puntualmente informados de todos los pasos que vaya dando en este nuevo sendero. Al menos esta espera no será tan larga (y lastimosa) como la del Premio Azorín del año pasado. Pero a una servidora le queda la sensación, la terrible sospecha de... ¿seré descendiente directa de Job por línea materna? Digo, porque me paso la vida esperando... Mi vida en sí es una espera interminaaaaaaable.
También es mea culpa por haber escogido el insigne oficio de escritora ¡Pero si yo de pequeñita juré y perjuré que jamás sería autónoma, que quería tener un salario, una nómina, una cierta estabilidad económica ¿? y jubilarme a los 67... ah, no, que eso es ahora, quita... lo de la jubilación a los 65 pasó a la historia. De todos modos, y hablando un poco de todo, ya que estamos, ¿a quién coño le preocupa la jubilación... si todo Dios está en paro? : (
Pero vayamos al principio de nuevo. Os decía que estaba optimista (también es que yo nací con ese defecto congénito e irreversible), y es que blogueando, blogueando aquí y allá, llego a un blog de novela fantástica... y a una entrevista con mis (futuros) agentes literarios. ¿Y qué leo? Algo que me sube la moral de 0 a 100 en un nanosegundo. Pero prefiero que lo leáis vosotros. Así que os dejo el enlace para que juzgueis vosotros mismos.
Un beso y feliz fin de semana.
El tiempo mientras tanto. Carmen Amoraga. Finalista Premio Planeta 2010
Son muchas las mujeres que esperan vivir una vida de novela: la que se casa aunque sueña con reencontrarse con el amor de su vida al doblar la esquina; la niña que crece esperando que su vecino se fije en ella, y la convencida de que su conquista cruzará un océano para buscarla.
Ésta es la novela de María José, que sufre un accidente justo cuando ha recuperado el control de su vida. Y la novela de su madre, tan parecidas sin quererlo. Y también la de Marga, su amiga, que sueña por las dos. Y la de Fermín, Paco y Joaquín. Es la historia de todas esas personas, unidas por lazos de amistad, de amor o de familia, y que a pesar de ello se convierten en desconocidos. Sólo una mirada desde la distancia los ayuda a recomponer su propio mapa vital.
Carmen Amoraga ha escrito una novela inolvidable.
Ésta es la novela de María José, que sufre un accidente justo cuando ha recuperado el control de su vida. Y la novela de su madre, tan parecidas sin quererlo. Y también la de Marga, su amiga, que sueña por las dos. Y la de Fermín, Paco y Joaquín. Es la historia de todas esas personas, unidas por lazos de amistad, de amor o de familia, y que a pesar de ello se convierten en desconocidos. Sólo una mirada desde la distancia los ayuda a recomponer su propio mapa vital.
Carmen Amoraga ha escrito una novela inolvidable.
Cada año que se convoca/entrega el premio Planeta vuelve a surgirme la eterna duda de si (realmente) está amañado o no. Los más ingenuos dicen que no, que todo el mundo tiene su oportunidad; los más desconfiados apuntan con severidad que no vale la pena presentarse a no ser que tu agente/editor te lo recomiende personalmente (y con mucha, mucha tenacidad) o seas super-hiper-mega-famoso (= salir en los programas Telebasura)… Personalmente, nunca he decidido presentarme… me da muchísimo respeto este galardón. Aunque sé, y por experiencia comprobada, que no siempre ganan los mejores.
A veces, como en el caso que nos ocupa hoy, prefiero apostar por el/la finalista. Me rondaba el título como un moscardón impertinente, había algo en él que me llamaba poderosamente la atención, quizá fuera la protagonista, quizá su madre, quizá un ligero (muy ligero) parecido con una de mis novelas… pero no acababa de decidirme y he aquí que descubro que una conocida mía lo tiene, lo ha leído y por lo que me cuenta, confirmo mi primera impresión de que el libro me va a tocar la fibra sensible.
Lo cojo y lo leo… un par de días, apenas 3, me lleva su lectura (síntoma muy positivo); me llama la atención, repito, porque compruebo, de nuevo, no pocas similitudes con mi última novela… Pero cada novela es un mundo, y el microcosmos de El tiempo mientras tanto es lo suficientemente ancho y largo como para poder pasearse a gusto por sus 295 páginas, mientras ves desfilar las vidas de los personajes. La mayoría, por no decir todos, tienen cierto patetismo, no sé si premeditado o no por parte de la autora; esa chiquilla que cae en la trampa del Primer Amor, personificado en el vecinito del ¿tercero? (un capullo donde los haya); esa mamá amargada (de mamás amargadas entiendo mucho a mi pesar, creedme) que ni vive ni deja vivir; ese padre resignado a casi todo, que se consuela entreviendo los pechos de la enfermera de noche (cubana, ¡cómo no! De nuevo el discurso políticamente correcto de la inmigración en tiempos de crisis, para recordarnos que por jodidos que estemos los españolitos de pura cepa, ellos están mucho peor… si yo os contara lo bien que viven algunos/as inmigrantes sin dar palo al agua ¡!); esa amiga que (no lo entenderé jamás) después de cuatro años de carrera (y con salida profesional, eh, que estamos hablando de periodismo, no de filología griega) acaba de cajera en Mercadona (de nuevo el patetismo de la clase media empeñada en hundirse en la mediocridad por miedo al que dirán si hacen algo extraordinario con sus vidas…) todo eso, repito, conforma el universo de Carmen Amoraga en su última novela.
Está bien escrita, aunque a veces se presta a confusión con diálogos mal dispuestos, falta de signos de puntuación, ¿intencionada? y demasiado “yo te dije y tú me dijiste y yo te respondí”. Que no digo que esté mal, no, no… Ocurre que si lo hago yo, no me lo permiten (porque es una falta técnica/estilo como una catedral), pero si lo hace una escritora/periodista consagrada, “no problem”. Y volvemos a la eterna cuestión: un mismo acto puede ser una virtud o un defecto/crimen dependiendo que quien lo haga/ejecute. O como decía mi abuela: más vale caer en gracia que ser gracioso. HIPOCRESÍA en estado puro. Pero este es nuestro país. Y no faltan voces que digan que nos merecemos el país que tenemos.
Cada día damos luz verde a injusticias de todo tipo, callamos y otorgamos, creemos que la gente hace lo que debe y que alguna razón tendrán para elegir a unos y discriminar a otros. Cuando en 2005 Maria de la Pau Janer ganó el Premio con Pasiones romanas, no sé yo por qué razón, todo el mundo la tomó con ella y la puso a parir (a ella y a la novela). Yo leí el libro y me encantó… casi estaba mejor escrito que este que os estoy reseñando ahora, pero “los grandes” ¿?, decidieron que el premio estaba injustamente otorgado, que era inmerecido y blablabla. ¿Descubriremos algún día cuáles fueron las verdaderas razones de esa actitud agresiva? ¿Tendremos que creernos que la novela era mala porque ellos lo decidieron así?
No os desanimo, no, a que leáis esta novela. Sólo os aconsejo cautela, y sobre todo: criterio propio. Descubrid sus virtudes (que las tiene, y muchas), pero no temáis tampoco, como he hecho yo, sacarle los 4 pies al gato. Criterio propio. Recordad, es un bien preciado y escaso, no lo arrinconéis, es lo que os hace irrepetibles.
EL TIEMPO MIENTRAS TANTO. FINALISTA PREMIO PLANETA 2010
CARMEN AMORAGA. 2010
EDITORIAL PLANETA
295 PÁGINAS
ISBN: 978-84-08-09726-6
CARMEN AMORAGA. 2010
EDITORIAL PLANETA
295 PÁGINAS
ISBN: 978-84-08-09726-6
El Bosco. Rafael Alberti
El diablo hocicudo,
ojipelambrudo,
cornicapricudo,
perniculimbrudo
y rabudo,
zorrea,
pajarea,
mosquiconejea,
humea,
ventea,
peditrompetea
por un embudo.
Amar y danzar,
beber y saltar,
cantar y reír,
oler y tocar,
comer, fornicar,
dormir y dormir,
llorar y llorar.
Mandroque, mandroque,
diablo palitroque.
¡Pío, pío, pío!
Cabalgo y me río,
me monto en un gallo
y en un puercoespín,
en burro, en caballo,
en camello, en oso,
en rana, en raposo
y en un cornetín.
Verijo, verijo,
diablo garavijo.
¡Amor hortelano,
desnudo, oh verano!
Jardín del Amor.
En un pie el manzano
y en cuatro la flor.
(Y sus amadores,
céfiros y flores
y aves por el ano.)
Virojo, pirojo,
diablo trampantojo.
El diablo liebre,
tiebre,
notiebre,
sipilipitiebre,
y su comitiva
chiva,
estiva,
sipilipitriva,
cala,
empala,
desala,
traspala,
apuñala
con su lavativa.
Barrigas, narices,
lagartos, lombrices,
delfines volantes,
orejas rodantes,
ojos boquiabiertos,
escobas perdidas,
barcas aturdidas,
vómitos, heridas,
muertos.
Predica, predica,
diablo pilindrica.
Saltan escaleras,
corren tapaderas,
revientan calderas.
En los orinales
letales, mortales,
los más infernales
pingajos, zancajos,
tristes espantajos
finales.
Guadaña, guadaña,
diablo telaraña.
El beleño,
el sueño,
el impuro,
oscuro,
seguro
botín,
el llanto,
el espanto
y el diente
crujiente
sin
fin.
Pintor en desvelo:
tu paleta vuela al cielo,
y en un cuerno
tu pincel baja al infierno.
A la pintura. 1948
ojipelambrudo,
cornicapricudo,
perniculimbrudo
y rabudo,
zorrea,
pajarea,
mosquiconejea,
humea,
ventea,
peditrompetea
por un embudo.
Amar y danzar,
beber y saltar,
cantar y reír,
oler y tocar,
comer, fornicar,
dormir y dormir,
llorar y llorar.
Mandroque, mandroque,
diablo palitroque.
¡Pío, pío, pío!
Cabalgo y me río,
me monto en un gallo
y en un puercoespín,
en burro, en caballo,
en camello, en oso,
en rana, en raposo
y en un cornetín.
Verijo, verijo,
diablo garavijo.
¡Amor hortelano,
desnudo, oh verano!
Jardín del Amor.
En un pie el manzano
y en cuatro la flor.
(Y sus amadores,
céfiros y flores
y aves por el ano.)
Virojo, pirojo,
diablo trampantojo.
El diablo liebre,
tiebre,
notiebre,
sipilipitiebre,
y su comitiva
chiva,
estiva,
sipilipitriva,
cala,
empala,
desala,
traspala,
apuñala
con su lavativa.
Barrigas, narices,
lagartos, lombrices,
delfines volantes,
orejas rodantes,
ojos boquiabiertos,
escobas perdidas,
barcas aturdidas,
vómitos, heridas,
muertos.
Predica, predica,
diablo pilindrica.
Saltan escaleras,
corren tapaderas,
revientan calderas.
En los orinales
letales, mortales,
los más infernales
pingajos, zancajos,
tristes espantajos
finales.
Guadaña, guadaña,
diablo telaraña.
El beleño,
el sueño,
el impuro,
oscuro,
seguro
botín,
el llanto,
el espanto
y el diente
crujiente
sin
fin.
Pintor en desvelo:
tu paleta vuela al cielo,
y en un cuerno
tu pincel baja al infierno.
A la pintura. 1948
miércoles, 9 de febrero de 2011
Noches de Karnak. Nieves Hidalgo
Muchos siglos atrás, las divinidades egipcias -ya sabemos que los dioses son caprichosos- regalan a un campesino la tablilla de la Vida Eterna. El extraordinario objeto pasará de mano en mano hasta que el faraón Tutmosis III lo hace enterrar, convencido de que será para siempre.
Una diosa-demonio había prometido entregar la tablilla a su fiel servidor Seneptha. Pero éste muere a manos del guerrero Karemheb, el Guardián del Valle de los Reyes, y la diosa se venga ordenando que lo asesinen y lo entierren en la tumba de Seneptha.
En nuestros días, los arqueólogos Esther Rivet y Moses Connor descubren la tumba, y en ella una tablilla y un anillo. Y sin proponérselo, resucitan al servidor de la diosa. Pero Seneptha no volverá a la vida solo... Karemheb, el ancestral guerrero, lo hará con él.
Esther no puede remediar enamorarse del enigmático ser de otro tiempo. Y la atracción entre ambos acabará por convertirse en un amor por el que estarán dispuestos a enfrentarse a todo, e incluso a morir por preservarlo.
Una diosa-demonio había prometido entregar la tablilla a su fiel servidor Seneptha. Pero éste muere a manos del guerrero Karemheb, el Guardián del Valle de los Reyes, y la diosa se venga ordenando que lo asesinen y lo entierren en la tumba de Seneptha.
En nuestros días, los arqueólogos Esther Rivet y Moses Connor descubren la tumba, y en ella una tablilla y un anillo. Y sin proponérselo, resucitan al servidor de la diosa. Pero Seneptha no volverá a la vida solo... Karemheb, el ancestral guerrero, lo hará con él.
Esther no puede remediar enamorarse del enigmático ser de otro tiempo. Y la atracción entre ambos acabará por convertirse en un amor por el que estarán dispuestos a enfrentarse a todo, e incluso a morir por preservarlo.
Hará un par de años, mes más, mes menos, os dije en este mismo blog que Lo que dure la eternidad era mi novela favorita. ¿Lo recordáis? Bien, rectificar es de sabios. O al menos de adultos. Ahora he de confesaros que... Noches de Karnak ha pasado a ser de todas, todas, mi novela preferida de esta maravillosa autora que es Nieves Hidalgo. La esperaba con ansia, sabía que no me decepcionaría (todavía queda gente en la que puedes confiar con los ojos cerrados y el corazón abierto), pero la sorpresa ha sido tan mayúscula que me he quedado SIN PALABRAS, casi sin saber muy bien por dónde empezar. Son tantas las sensaciones que me ha despertado la nueva obra de Nieves que podría tirarme horas escribiendo. Y lo mejor: es una de esas novelas que te hace reflexionar de dónde venimos y hacia dónde vamos, y si podemos, ¡¡¡por Diosito!!!, cambiar el rumbo, porque me da a mí (y sé que no soy la única que lo piensa) que la sociedad del siglo XXI no va muy bien encaminada... como no sea hacia el desastre.
Y ahí tenemos al bueno (buenorro ; p) de Karemheb, ¡¡pobre!!, que tan bien ¿? vivía en el año 1296 a.C., transplantadito a nuestro III milenio. ¡Qué terror por Dios! A mí me recorre un escalofrío sólo de pensar en semejante viaje. ¡Ríete tú del que se fue a la Luna! Subido a un descapotable último modelo cuando ni siquiera sabe quién es Jesucristo (de los demás personajillos de la historia ni hablemos, demasiado complicado...), enamorado hasta las trancas de Esther (fíjate tú que lo único que no me gusta de esta novela es el nombre de la prota... una gilipollez, ¿verdad?) y enfrentándose a su enemigo acérrimo: Seneptha (otro que tal baila, de ese mejor no os digo nada que no os quiero arruinar la lectura). Podría quedar la cosa así, ¿verdad? Como una historia de amor e intriga como tantísimas otras. Pero ¿acaso olvidáis que la ha escrito Nieves? Y ahí reside el encanto. Si os prometo y os juro que no he leído jamás nada igual, no cometeré perjuro. Porque realmente es la primera vez que tropiezo con una historia que me lo enseña todo, y además en Technicolor. Sí, sí, porque a medida que iba leyendo (zampando) lo veía todo como si lo tuviera delante mismito de mis ojos.
¡Guionistas, dejad de inventar paridas sin sentido y haced un guión como Dios manda de Noches de Karnak, que material os sobra para una super-producción al estilo de Troya o Alexander!
No soy egiptóloga, no estoy muy versada en el tema del Antiguo Egipto, así que si hay fallos histórico-cronológicos, desafío a los especialistas a sacarle los cuatro pies al gato. Yo sólo me quedo con lo mejor: con las sensaciones placenteras, con las risas (que hay muuuuuucho de lo que reír), con las vivencias de esos arqueólogos intrépidos que ya he hecho mías, con ese amor que supera la misma muerte... Una novela inolvidable que pone el listón muy alto, no sólo a la misma autora, sino a todos los pobres estúpidos que un (mal) día nos propusimos escribir. Sinceramente lo digo aquí y ahora: es difícil superar esto. Haceros un favor y dejad un hueco en vuestra estantería (y en vuestros corazones) para esta historia. No os arrepentiréis. Palabra de honor. ; D
NOCHES DE KARNAK
NIEVES HIDALGO. 2011
ZETA BOLSILLO
359 PÁGINAS
ISBN: 978-84-9872-460-8
Fue un beso tonto. Megan Maxwell
«Esta novela reúne varios requisitos para pasar varias horas entretenidas: dos chicas de un barrio madrileño que son policías y dos médicos escoceses adinerados que se conocen después de un operativo especial. Si a eso le añadimos una madre estirada que se cree Dios vestida de Chanel y una abuela con su mejor amiga que son la caña, ya tenemos el cóctel perfecto para divertirnos.
Fue un beso tonto es una mezcla de pasión, amor, celos, traiciones, risas, misiones encubiertas y mucho más.
La diversión está asegurada con este nuevo trabajo de Megan Maxwell.»
Nuria Casás (Románticas al horizonte).
Fue un beso tonto es una mezcla de pasión, amor, celos, traiciones, risas, misiones encubiertas y mucho más.
La diversión está asegurada con este nuevo trabajo de Megan Maxwell.»
Nuria Casás (Románticas al horizonte).
Después de hacerle la entrevista a Megan me dije: Julia ¡¡tienes que comprar este libro YA!! Y el día 7 de enero, allá que fui, a la librería Bertrand a hacerme con uno de los muchos ejemplares que estaban expuestos, MUY EXPUESTOS, a la vista de todos, en el apdo de novelas de humor. y desde luego, humor tiene para dar y vender. La experiencia de leerlo (casi de 1 sentada esa misma noche... en realidad tardé sólo unas 30 horas, calculo... ; )) es como zambullirte en pleno mes de julio en una piscina: ¡¡¡refrescante!!! Todo un gustazo.
A pesar de que me vengan diciendo por aquí y por allá que un libro es bueno, malo o regular, yo prefiero juzgar por mí misma porque para gustos hay colores, y hablando de colores, yo soy más rarita que un perro verde... Sin embargo, repito, la experiencia con Fue un beso tonto sólo la puedo calificar de GRATIFICANTE. Casi adictiva... lo cual es un riesgo en estos momentos; quiero decir que ahora quiero más libros de Megan porque si los demás son como éste, voy a disfrutar como una enana en un circo ; D
Los personajes, en general, resultan adorables... sobre todo esa abuela cachonda mental y su muy mejor amiga, Maruja. Me ha hecho echar de menos tener una abuela... y mira que yo no soy nostálgica familiar ni nada de eso, pero todos deberíamos tener una Pepa en nuestra vida para dar luz y color, que diría Marisol. Entrañable la pequeña Luna que aporta el toque de ternura que la novela necesita para calar hondo en los corazones de los lectores. Del hombre, o sea Alex, no diré nada porque 1. Es el típico galán de novela. 2. No es mi tipo... Pero como él bebe los vientos por Olga, pues casi mejor que no, que si no me ataca la frustración y la tengo que curar a base de chocolate.
Pero una crítica no es crítica si no se apuntan algunas cosillas en contra: casi todas se podrían resumir en una: Demasiada ordinariez por parte de Olga y su amiga. En el lenguaje sobre todo. Te contaré un secreto, Megan: hablar bien no te convierte en una pija insoportable, no sufras. Puedes tener un vocabulario exquisito y seguir siendo una persona encantadora y humilde. Yo sé que mucha gente tiene miedo a mostrar cortesía o modales refinados porque cree que es de pijos, de niños de papá. Pero lo cortés no quita lo valiente; usar un lenguaje educado es siempre de agradecer. Soltar tacos a diestro y siniestro y de manera gratuita es una ordinariez que no aporta simpatía, y no necesariamente es sinónimo de honestidad o sinceridad. Y otra cosa, ya sé que son policías, que el trabajo es duro, que se enfrentan a actitudes machistas vomitivas... pero esas situaciones no se resuelven gritando ni soltando tacos. Lo mismo es cosa de Madrid; yo tenía una amiga que le pasaba justamente eso: tenía tanto miedo de parecerse a la hipócrita de su madre que se me iba al otro extremo y me soltaba ordinarieces sin parar. Eso es feo. Que sí, que Perla y Sabrina son unas "joyitas", y nadie quiere parecerse a ellas. Pero no es tanto una cuestión de lenguaje como de actitudes. Lo que hace a Perla y a Sabrina insoportables no es ni su buena crianza ni su léxico cuidado ni su tono pijo, es su manera de ver la vida, de mirar a los demás y juzgarlos. La buena educación y los buenos modales no son patrimonio exclusivo de pijos de colegio privado. Dios sabe que mi colegio fue cualquier cosa menos privado y de pago ¡! Pero si uno quiere ser educado puede serlo aunque viva en Lavapiés o Vallecas. Y corto el rollo: de hecho, esto es lo único que, a mi humilde parecer, desmerece un tanto la novela. Pero en definitiva, la última palabra es tuya, y supongo también que tus razones habrás tenido para poner en sus bocas esas palabras en ese lenguaje.
Excepto eso, no tengo más que objetar. La novela se lee sin apenas tregua, van volando los capítulos y a cada página aumenta el deseo de saber más y más. Eso es lo importante: atrapar al lector en una red de pasiones y emoción y conseguir retenerlo hasta la última página. En ese sentido, te doy mi más sincera enhorabuena. YA ESTOY ESPERANDO LAS SIGUIENTES...
FUE UN BESO TONTOMEGAN MAXWELL. 2010
VERSATIL
394 PÁGINAS
ISBN: 978-84-92929-22-1
viernes, 4 de febrero de 2011
Si mi voz muriera en tierra. Rafael Alberti
Si mi voz muriera en tierra,
llevadla al nivel del mar
y dejadla en la ribera.
Llevadla al nivel del mar
y nombradla capitana
de un blanco bajel de guerra.
¡Oh mi voz condecorada
con la insignia marinera:
sobre el corazón un ancla,
y sobre el ancla una estrella,
y sobre la estrella el viento,
y sobre el viento la vela!
Marinero en tierra, 1924
llevadla al nivel del mar
y dejadla en la ribera.
Llevadla al nivel del mar
y nombradla capitana
de un blanco bajel de guerra.
¡Oh mi voz condecorada
con la insignia marinera:
sobre el corazón un ancla,
y sobre el ancla una estrella,
y sobre la estrella el viento,
y sobre el viento la vela!
Marinero en tierra, 1924
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