Sonia La Roja es la terapeuta de la que Ángela Vallvey se sirve para ser más mordaz, irónica y cáustica que nunca y ofrecernos, a través de sus pacientes, un fresco completo, una radiografía cómica pero certera de nosotros mismos. A través de esta divertidísima protagonista, y de otros personajes, la autora disecciona temas tan diversos como el sexo, las peleas conyugales, el rechazo, los pretendientes o las infidelidades. Todas las muñecas son carnívoras toca de lleno en la médula de nuestra esencia para despertarnos de nuestro letargo y removernos las entrañas en un texto socarrón pero sin fisuras que nos lleva, finalmente, a la reflexión.
Mis queridos blogueros, como ya sabéis, antes del verano, decidí ir poniendo críticas de mis libros favoritos; sé que en estos últimos meses, y por culpa principalmente de Lealtades Enfrentadas, tenía muy abandonada la labor. La reemprendo ahora, y empiezo con una de las novelas más divertidas e irónicas que leí en el verano de 2008. Los que me conocen, saben que prefiero, con mucho, la narrativa extranjera a la española; en estos últimos tiempos me he reconciliado con lo que se escribe en España, porque hay gente muy valiosa y con mucho talento a quien vale la pena conocer... más a fondo.
Poco puedo decir aparte de lo que he apuntado al principio, y que no es sino el resumen de contraportada, pero me parece a mí que estas líneas ya sirven para abrirle el apetito a uno... ¡No os la perdáis!
En cuanto a la autora, Ángela Vallvey, puedo deciros, como referencia, que el año pasado (2008) quedó finalista del Premio Planeta con su novela "negra" Muerte entre poetas.
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