Emma ha sacrificado muchos de sus sueños por convertirse en una buena doctora, pero ahora siente que ha llegado el momento de retomarlos; así que decide dejar el hospital en el que trabaja y matricularse en la escuela de cocina más prestigiosa de Nueva York.
Juntos vivirán una dulce historia de amor, pero los secretos y los temores se interponen entre ellos y Guillermo regresa a Barcelona para comenzar su nueva vida en solitario… ¿Logrará el tiempo unir lo que separó el miedo?
Anna nos deleitó hace más de un año con Nadie como tú, explicándonos las aventuras y desventuras de Ágata Martí; ahora vuelve con A fuego lento y la historia de Guillermo, hermano de Ágata, quien al parecer también tiene una (tormentosa) historia de amor que contar.
¿Qué decir de ésta que no haya dicho de la anterior? En ambas, Anna combina de un modo espléndido la realidad actual con una conmovedora historia, de ésas que todos queremos vivir algún día (si no la hemos vivido ya).
Cuando leí los dos libros, y vi que los protagonistas pertenecían a una misma familia... y por lo que me han contado... la cosa sigue por ese camino... con otra de las hermanas de Ágata... Lo primero que me vino a la mente fueron las hermanas Walsh, protagonistas de cinco de las novelas más exitosas de la autora irlandesa Marian Keyes, de la que me reconozco fan nº 1.
No entraré en comparaciones porque son odiosas y no gustan a nadie; pero yo ya tenía ganas de una saga como la de Marian con protagonistas y escenarios catalanes, y Anna ha venido a cubrir un espacio que (hasta donde yo sé) estaba vacío en la narrativa romántica española actual. Desde aquí quiero darle mi más sincera enhorabuena... y sólo decirle... Por favor, sigue, sigue, no pares...
Y a los que aún no la habéis descubierto... Ya estáis tardando... ¡Venga, venga, que se agotan...! Y pronto llegará el siguiente... Dulce locura... Mmmm, ya cuento los días...
Pues no conocía a la autora, Jules. Gracias a tí ya sé un poco más de ella, por tu estupenda entrada. No suelo leer libros románticos, pero esa afirmación debo mantenerla entre comillas, porque al fin y al cabo, todos los libros que se precien terminan hablando de amor y desamor y creo que la emoción que provocan es tan necearia para el lector como para el ser humano.
ResponderEliminarTe agradezco el consejo y lo tendré en cuenta.
Un abrazo. Sergio.
Lo que yo no sé es si este tipo de propuestas o historias "románticas" son puro entretenimiento o alguna (no sé si será este caso) pretende algo más.
ResponderEliminarHe de reconocer un secreto:
La novela que más veces me he leído es una romántica.
La condesa de Chalís de Ernest Feydeau. Tiene un principio electrizante aunque luego pierda mucho fuelle algo consustancial a este tipo de novelas. Vamos, como el enamoramiento mismo.
No obstante La condesa de Chalís es una novela romátinca soberbia de verdad.
oriafontan, siempre he pensado que la función primordial de una buena novela es hacer pasar al lector un rato agradable; otra cosa es el ensayo, las guías de viaje, los libros de historia, los libros especializados... Una novela es una novela; puede enseñarnos algo... o mucho, pero ese propósito no debe verse por ningún lado; una novela nunca debe parecer un tratado de nada, sino una historia donde los personajes cobran vida para explicarnos sus avatares. Y en ese sentido, la novela romántica cumple como pocas. Habrá a quien le guste más y a quien le guste menos; incluso habrá quien diga que no le guste nada, o que jamás leería una novela de ese tipo. Tú mismo/a admites que la novela que más veces has leído es una romántica; yo también. Para aquellos que quieren iniciarse en el género, Anna es estupenda porque es como ver una de esas comedias made in usa que tan de moda están siempre... No es muy diferente a las películas de Hugh Grant, de hecho creo que estaría muy bien en el papel de Guillermo... se lo preguntaré a Anna un día de estos. Aunque creo que prefiere a Keanu Reeves.
ResponderEliminarDeusvolt, encantada de verte por aquí de nuevo; sobre todo porque los hombres no os prodigáis mucho cuando de novelas de amor se habla; así que me encanta tu comentario, cuando dices que el amor ha de estar siempre presente, en mayor o menor medida, en cualquier novela que se precie. Reconozco que en este último año y de la mano de Arlette he conocido a un montón de autoras románticas, que me han ayudado mucho en muchos sentidos, y sus libros han sido muy preciosos para mí. Reivindico el poder del Romanticismo en la literatura... como mero pasatiempo, ¿qué tiene de malo?